«Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo» Eduardo Galeano
A todos nos gustaría cambiar cosas que apreciamos como injustas o nocivas para nuestra sociedad. Sin embargo en más de una ocasión nos perdemos en el discurso de que nosotros no podemos cambiar el mundo, que es una utopía. Una aspiración ilusa de jóvenes que no son conscientes de la «realidad de la vida». Algo que sin duda tira por tierra un deseo que debería llevarse a la práctica cada día.
Quizá no podemos cambiar el mundo en el sentido más amplio del concepto, pero sí podemos cambiar «nuestro» mundo. Ese pequeño entorno en el que vivimos y el cual compartimos con algunas personas. Tal vez si cada uno de nosotros se propone hacer las cosas bien en su pequeño mundo, si todos asumimos la responsabilidad que nos toca…puede que veamos cambios que ni siquiera imaginamos. Todo empieza por uno mismo.
«Cuando cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras cambian» Wayne Dyer
La realidad es incuestionable, pero el modo en que la interpretamos depende totalmente de nuestras creencias, nuestros aprendizajes, nuestras experiencias. Los juicios y valoraciones que hacemos ante cualquier suceso son totalmente subjetivos. Un día de lluvia tan sólo es un día de color gris, pero puede que para ti sea sinónimo de un día triste. Comprender que en muchas ocasiones no es la realidad sino la interpretación que damos de ella lo que nos condiciona resulta indispensable para generar cambios en nuestra vida. Saber que podemos cambiar «los filtros», esas «gafas» a través de las cuales miramos la realidad que nos toca vivir, nos da la oportunidad de abordar las situaciones desde otro lugar. Todo cambia cuando cambias la perspectiva.
«Perdonar es liberar a un prisionero y descubrir que ese prisionero eras tú» Lewis B. Smedes
Si queremos avanzar es preciso perdonar. Da igual a quien, se trata de perdonar y perdonarse. Porque revivir situaciones que no podemos cambiar una y otra vez, sólo nos conduce a generar sentimientos de culpa, resentimiento y rencor. Perdonar no significa olvidar lo que hemos vivido, significa liberarte de todo aquello que te hace daño a ti mismo. Uno no puede estar bien consigo mismo cuando subyacen emociones y sentimientos que te encadenan. Perdonar y perdonarnos es el mayor acto de bondad y amor hacia uno mismo y al otro. Quizá no sea mala idea empezar a mirarnos desde ese lugar en el que somos capaces de ser compasivos con los otros y con nosotros. Quizá sea éste el mejor momento para liberar todas esas emociones que son tóxicas y que limitan nuestra capacidad de amar.
«Cuando nada es seguro todo es posible» Margaret Drabble
Solemos afrontar la incertidumbre con ansiedad, angustia y preocupación. Obviamos que la vida contempla opciones que ni siquiera alcanzamos a imaginar. Cometemos el error de querer tenerlo todo «bajo control» en vez de fluir junto a una vida que probablemente nos ofrezca las oportunidades que necesitamos para seguir creciendo y superándonos. Todo es posible cuando la confianza está por encima del miedo. Además preocuparte no evitará los riesgos del mañana pero te quitará las fuerzas de hoy
«Sólo se volverá clara tu visión cuando seas capaz de mirar en tu corazón. Porque quien mira hacia afuera sueña y quien mira hacia adentro despierta» Carl G. Jung
Vivimos nuestro día a día rodeados de estímulos externos que nos llevan a enfocar nuestra atención fuera de nosotros mismos. Nos dejamos arrastrar por valores que en más de una ocasión ni siquiera compartimos y cada vez nos hacemos más y más dependientes de todo. Lo externo «brilla» de modo que perdemos la perspectiva de hacia dónde mirar. Alimentamos un ego que siempre se nutre del deberías, del tienes que tener, etc. etc., y así buscamos alcanzar sueños que cuando se convierten en logros no nos aportan la felicidad que esperábamos. Sería bueno que por un momento cambiásemos la dirección de nuestra visión.
Inés Canal